Hipertensión arterial y visión ¿Qué debes saber?

Doctor checking blood pressure of the patient

La hipertensión arterial puede afectar a muchos órganos del cuerpo, como los ojos. De hecho, hasta un 11 % de los hipertensos presentan problemas oculares.

La hipertensión arterial (HTA), también conocida como tensión arterial alta o elevada, es una enfermedad crónica que se caracteriza por un incremento continuo de las cifras de la presión sanguínea en las arterias.

Cuando el corazón late, bombea sangre a los vasos, encargados de llevar la sangre a todas las partes del cuerpo. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Mientras más alta es la tensión, el esfuerzo que tiene que realizar el corazón para bombear es mayor.

La hipertensión arterial es una de las enfermedades con mayor incidencia en España. Según la Sociedad Española de Cardiología, un un 43% de la población padece esta enfermedad y más de un tercio de los pacientes están sin diagnosticar. La mayoría de las personas que padecen hipertensión se sienten sanas y sin síntomas, por eso es conocida como “la enfermedad silenciosa”.

¿Cómo afecta a la vista?

La retinopatía hipertensiva, o daños en los vasos sanguíneos que transportan la sangre a la retina, es una de las complicaciones más habituales. Cuanto más alta sea la presión arterial y más tiempo se mantengan los síntomas, mayor probabilidad de padecer una retinopatía hipertensiva grave. Este trastorno puede causar sangrados en el ojo, visión borrosa o incluso una ceguera completa. Puede apreciarse en el examen del fondo de ojo, que permite visualizar directamente la retina y sus vasos a través de la pupila.

¿Qué otros daños provoca al ojo la hipertensión?

La hipertensión arterial también puede provocar la acumulación de líquido bajo la retina, posibles daños en los nervios de los ojos, bloqueo del riego sanguíneo en las arterias que conducen a la retina, o un bloqueo de las venas encargadas de llevarse la sangre que sale de la retina.

Aunque es una enfermedad difícil de prever, estos síntomas pueden alertarnos de que algo no está bien: dolores de cabezas persistentes, visión doble, pérdida de visión o visión débil.

Una revisión oftalmológica periódica nos ayudará a mantener en buen estado nuestra salud ocular.