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Secreción ocular ¿Es normal? ¿Cuándo acudir al oftalmólogo?

Es posible que en más de una ocasión hayas experimentado un exceso de secreción ocular, lagrimeo excesivo o hayas tenido los «ojos llorosos». Esta afección ocular que se produce en la conjuntiva puede deberse a diferentes causas, y en general es un mecanismo de defensa del organismo producido por las glándulas de meibomio para proteger y mantener lubricados los ojos.

Pero… ¿Qué significa este síntoma? ¿Qué provoca esta secreción excesiva? ¿Cuándo acudir a un oftalmólogo?todo esto y mucho más lo verás a continuación.

 

 ¿Qué es la sereción ocular?

La secreción ocular, comúnmente llamada legaña o lagaña, es una sustancia compuesta principalmente por mucosidad, células de la piel y otros desechos, que tiende a acumularse en el ángulo interno del ojo.

La presencia de esta secreción en pequeñas cantidades es un fenómeno normal, ya que desempeña un papel esencial en mantener los ojos lubricados y protegidos de partículas, desechos y sedimentos potencialmente dañinos que puedan causar daño en la superficie ocular.

Sin embargo, cuando hay un exceso de secreción en el ojo, puede indicar que algo no está funcionando correctamente o puede ser síntoma de una enfermedad ocular subyacente.

Entonces, ¿qué lo provoca?

Causas de la secreción ocular

La secreción ocular excesiva la provocan diversas causas, y dependiendo de la causa que lo haya provocado, el tipo de secreción variará. Algunas de las causas más comunes de la secreción ocular son:

Infecciones

Las infecciones oculares bacterianas como la conjuntivitis bacteriana, pueden causar una secreción ocular amarilla o verde. En cambio, las infecciones virales como la conjuntivitis viral, suelen generar una secreción más acuosa.

Alergias

Las reacciones alérgicas, como la conjuntivitis alérgica, o la hiperemia conjuntival también pueden provocar secreción ocular, a menudo acompañada de enrojecimiento, picazón e hinchazón en los ojos.

Ojo seco

El síndrome de ojo seco se produce cuando los ojos no producen suficientes lágrimas o cuando las lágrimas se evaporan demasiado rápido. Esta sequedad ocular puede causar irritación, enrojecimiento, y a veces un aumento en la producción de mucosidad como respuesta del cuerpo para proteger el ojo.

Blefaritis

La blefaritis es una inflamación en el borde de los párpados, generalmente causada por una infección bacteriana o una disfunción en las glándulas sebáceas de los párpados. Esta afección puede generar una secreción pegajosa y costras en las pestañas.

Dacriocistitis

La dacriocistitis es una infección del saco lagrimal, que puede provocar secreción purulenta, enrojecimiento e hinchazón en el área del lagrimal.

Obstrucción del conducto lagrimal

La obstrucción del conducto lagrimal impide que las lágrimas drenen adecuadamente, lo que puede causar acumulación de líquido y secreción en el ojo.

Agentes irritantes

La exposición a sustancias químicas irritantes, humo, polvo o partículas extrañas puede causar una secreción ocular temporal, ya que el cuerpo intenta expulsar el agente irritante.

Causas secreción ocular

Tipos de secreción ocular

Los diferentes tipos y síntomas de una secreción ocular pueden variar en apariencia y consistencia, dependiendo de la causa que lo haya provocado, como por ejemplo:

Secreción acuosa

Esta secreción es líquida y transparente, similar al agua. Suele ser una respuesta a alergias, irritaciones oculares o infecciones virales como la conjuntivitis viral. La secreción acuosa puede ir acompañada de enrojecimiento, picazón y lagrimeo excesivo.

Secreción mucosa

Esta secreción es más espesa y viscosa, de aspecto gelatinoso. Es más común en casos de síndrome de ojo seco, cuando la película lagrimal no es suficiente o se evapora rápidamente y el ojo intenta compensar produciendo más mucosidad. La secreción mucosa puede ir acompañada de sensación de cuerpo extraño en el ojo, enrojecimiento y molestias al parpadear.

Secreción purulenta

Esta secreción tiene una consistencia más espesa y un color verde o amarillento. Suele ser indicativa de una infección bacteriana, como la conjuntivitis bacteriana o la dacriocistitis. La secreción purulenta a menudo va acompañada de otros síntomas, como enrojecimiento, hinchazón, dolor y sensibilidad en el área afectada.

Cabe mencionar que algunas afecciones oculares pueden presentar más de un tipo de secreción ocular al mismo tiempo, dificultando su identificación. Por lo tanto, si experimentas cualquier tipo de secreción ocular anormal, persistente o acompañada de otros síntomas, es importante que consultes a un oftalmólogo para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.

¿Es contagiosa la secreción ocular?

La secreción de los ojos en sí misma no es contagiosa, pero si está causada por una infección como la conjuntivitis, puede transmitirse fácilmente a otras personas a través del contacto directo o indirecto.

¿Cómo prevenirla si es de origen infeccioso?

Hay ciertas pautas que si se llevan a cabo pueden evitar el contagio de esta afección ocular, como por ejemplo:

Mantener una buena higiene ocular: Lávate las manos con frecuencia y siempre antes de tocar tus ojos. Limpia regularmente los párpados con un paño limpio y húmedo, especialmente al despertar, para eliminar cualquier acumulación de secreción.

Evitar compartir objetos personales: No compartas toallas, almohadas, maquillaje, gafas o lentes de contacto con otras personas, ya que esto puede propagar infecciones oculares.

Prevenir secreción ocular

Cambiar y limpiar las lentes de contacto: Sigue las instrucciones del fabricante y de tu oftalmólogo para cambiar y limpiar las lentes de contacto de forma adecuada. No duermas con las lentes de contacto puestas, a menos que estén diseñadas para ello.

Utilizar gafas protectoras: Utiliza gafas protectoras al nadar, al realizar actividades al aire libre o al exponerte a sustancias químicas o partículas que puedan irritar los ojos.

Evitar tocarse los ojos con las manos sucias: Si tienes una infección ocular, evita tocar o frotar tus ojos, ya que esto podría empeorar la infección y facilitar su propagación a otras personas.

¿Qué factores externos afectan a la secreción ocular?

Existen varios factores externos que pueden incidir en la aparición de la secreción ocular, como por ejemplo:

Polvo, humo y contaminantes ambientales

Las partículas presentes en el aire, como el polvo, el humo, ciertas partículas pequeñas como arena y otros agentes contaminantes, pueden irritar los ojos y desencadenar una producción excesiva de secreción ocular. Estas sustancias irritantes pueden acumularse en la superficie del ojo, lo que provoca que se genere más secreción con el objetivo de eliminar dichos elementos y proteger el ojo.

Cambios bruscos de temperatura y humedad

Las fluctuaciones repentinas en la temperatura y la humedad ambiental pueden afectar al equilibrio de la película lagrimal, y con ello, la producción de secreción ocular. Por ejemplo, el aire frío y seco puede incrementar la evaporación de las lágrimas, causando sequedad en los ojos. A su vez, esto puede provocar una producción excesiva de secreción para compensar la falta de lubricación.

Exposición prolongada a dispositivos electrónicos que emiten luz azul

El uso prolongado de dispositivos electrónicos como: smartphones, ordenadores y tabletas que emiten luz azul, puede generar fatiga ocular y sequedad en los ojos.

Al estar secos, el cuerpo puede incrementar la producción de secreción para mantenerlos lubricados y protegidos. Además, el uso de estos dispositivos puede disminuir la frecuencia del parpadeo, afectando la distribución adecuada de las lágrimas y contribuyendo a la acumulación de secreción.

Para prevenir y reducir la secreción ocular y el exceso de lagañas en los ojos relacionada con estos factores externos, es fundamental mantener una buena higiene ocular, tomar descansos periódicos al utilizar dispositivos electrónicos y proteger los ojos del polvo y otros irritantes ambientales, utilizando gafas protectoras o gafas de sol cuando sea necesario.

¿Cómo limpiar los ojos correctamente ante la secreción ocular?

Si tienes secreción en los ojos, es importante que los limpies correctamente para evitar infecciones y mantener una buena higiene ocular, siguiendo estos pasos:

  1. Lávate las manos con agua y jabón antes de tocar tus ojos o la zona alrededor de ellos. Asegúrate de frotar bien todas las áreas de las manos durante al menos 20 segundos.
  2. Usa un paño limpio, suave y de algodón para evitar irritaciones en los ojos. Humedécelo con agua tibia (ni muy caliente ni fría) y cierra los ojos.
  3. Coloca el paño humedecido en el párpado y aplica una presión suave pero firme. Comienza en el ángulo interno del ojo y desliza el paño hacia el ángulo externo del ojo en un movimiento continuo. Hazlo varias veces, sin frotar ni ejercer demasiada presión.
  4. Asegúrate de limpiar ambos ojos, usando una parte diferente del paño o un paño nuevo para cada ojo. Esto evitará la propagación de bacterias o infecciones.
  5. Seca suavemente el área con una toalla limpia o un paño suave, sin frotar.
  6. Si es necesario, repite la limpieza varias veces al día, especialmente si hay más secreción.

Si la secreción persiste o empeora, es importante que consultes a un médico o un especialista en oftalmología. Así te aseguras de que todo está bien y evitas complicaciones.

Secreción ocular bebés

Cómo prevenir la transmisión de secreción ocular si se tiene un bebé

La secreción ocular en bebés puede deberse a varias causas, como infecciones o bloqueo del conducto lagrimal. Para proteger la salud ocular del bebé, sigue estos consejos:

1 Higiene de las manos

Lávate las manos con frecuencia y siempre antes de tocar los ojos del bebé o limpiar la secreción ocular. Esto es fundamental para evitar la propagación de bacterias o virus.

2 Limpieza alrededor de los ojos

Utiliza un paño suave y limpio, humedecido con agua tibia, para limpiar suavemente los ojos del bebé. Asegúrate de limpiar desde el ángulo interno hacia el externo, usando una parte diferente del paño para cada ojo y cambiando el paño después de cada uso. No utilices el mismo paño en ambos ojos para evitar la propagación de infecciones.

3 Evitar el contacto directo

Si tú o alguien de la familia tiene una infección ocular, evita el contacto directo con el bebé y asegúrate de que todos los miembros de la familia sigan prácticas de higiene adecuadas, como lavarse las manos frecuentemente y no compartir objetos personales.

4 Higiene de los objetos del bebé

Lava y desinfecta regularmente los objetos que el bebé pueda llevarse a los ojos, como juguetes y chupetes, y evita que puedan usarlo otros niños.

5 Mantén un entorno limpio

Asegúrate de que el espacio donde se encuentra el bebé esté limpio y libre de polvo, pelo de mascotas u otros alérgenos que puedan irritar los ojos y causar secreción ocular.

6 Consulta al pediatra

Si la secreción ocular del bebé persiste, se vuelve más intensa o se acompaña de otros síntomas como enrojecimiento, hinchazón o fiebre, consulta al pediatra. Podría ser necesario un tratamiento médico para tratar la causa subyacente de la secreción ocular.

Siguiendo estos consejos, podrás prevenir la transmisión de secreción ocular y proteger la salud ocular de tu bebé. Recuerda que la prevención y la higiene son fundamentales para evitar posibles complicaciones o infecciones.

Clínica oftalmología

¿Qué hacer si la secreción ocular no desaparece? ¿Cuándo acudir a un oftalmólogo?

Si la secreción ocular persiste a pesar de mantener una buena higiene ocular y tomar medidas de prevención, es fundamental consultar a un oftalmólogo para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Hay ciertos casos como:

  1. Si la secreción ocular persiste o empeora después de varios días.
  2. Si la secreción es de color amarillo o verde, lo que podría indicar una infección bacteriana.
  3. Si experimentas otros síntomas como enrojecimiento, dolor, hinchazón, picazón, sensibilidad a la luz o cambios en la visión.
  4. Si la secreción se presenta en un recién nacido, ya que podría ser indicativo de una infección o bloqueo del conducto lagrimal.
  5. Si usas lentes de contacto y experimentas secreción ocular anormal, ya que podría estar relacionado con una infección o irritación provocada por las lentes.

En cualquier de estos casos es recomendable que acudas a un oftalmólogo especialista o clínica de oftalmología lo antes posible para que te realicen una evaluación completa de tus ojos y te dé un diagnóstico preciso para tu problema ocular.

En función de la causa, el tratamiento podría comprender el uso de medicamentos, como colirios o pomadas antibióticas, antivirales o antialérgicas, además de adoptar medidas de autocuidado en casa, como la aplicación de paños tibios y la limpieza delicada de los párpados. Es esencial cumplir con las recomendaciones del experto para solucionar el problema y evitar complicaciones a futuro.Si alguno de los casos anteriores es el tuyo y necesitas acudir a un oftalmólogo de confianza, contacta con nosotros, estaremos encantados de atenderte.

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